La Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) recoge en este estudio una descripción de las distintas implicaciones del autoconsumo en el equilibrio del sistema eléctrico.
Además de definir los conceptos de generación distribuida y el autoconsumo, el autor introduce la figura del ‘consumidor generador’. Este es aquel consumidor que instala pequeños generadores para producir parte o toda la energía que necesita, si bien permanece conectado al sistema para asegurarse el suministro.
El informe sostiene que a pesar de las ventajas de este tipo generación, el autoconsumo genera ciertos inconvenientes como un mayor número de emplazamientos de generación que complican la operación del sistema, no permite el aprovechamiento de economías de escala por su pequeño tamaño y encarece la gestión estadística y administrativa, entre otros. Ello hace necesario que el consumidor generador, por el hecho de estar conectados a la red y poder utilizarla en cualquier momento, haga frente a unos peajes fijos que cubran los costes fijos de la red. De lo contrario repercutirían ese coste a los otros usuarios que tendrían que sufragar una mayor cuantía en sus facturas eléctricas para cubrir el principio de suficiencia tarifaria.
El informe invita a reflexionar en el autoconsumo no como una competencia entre consumidores y el sistema eléctrico, sino como una necesidad de mantener reglas equitativas en un mercado correctamente diseñado. Así, los efectos del autoconsumo no solo afectan a los autoconsumidores, sino también al resto de consumidores.
Por último se expone que la estructura tarifaria debería reflejar la naturaleza de los costes y asignarlos de manera eficiente a los consumidores, los autoproductores y productores convencionales para conseguir que todos los agentes soporten los mismos costes fijos por el acceso al sistema. De esta forma se conseguirá que la referencia competitiva de la generación distribuida sea únicamente los costes de generación del sistema.