La digitalización de la totalidad de la cadena de valor del sector energético implica la operación de redes cada vez más complejas y sofisticadas. Las continuas acciones encaminadas a mitigar el cambio climático, la entrada en juego de nuevas tecnologías en el ámbito de las baterías, las energías renovables o el creciente uso del vehículo eléctrico, necesitan de un despliegue paralelo de las redes inteligentes para su respaldo.
¿Qué papel juega la ciberseguridad en la digitalización de la red eléctrica? La creciente utilización de numerosos tipos de dispositivos denominados “inteligentes”, combinado con la necesidad de dar soporte a las redes de comunicación que hay detrás, ponen de manifiesto la necesidad de creación de nuevos mecanismos de seguridad. Por ello, la implementación de medidas y mecanismos tales como (i) una autoridad a cargo de la ciberseguridad en el sector energético, (ii) la obligatoriedad de remitir informes de incidentes en el sistema o (iii) la información al consumidor de los riesgos a los que se enfrenta el sistema en este nuevo contexto, se erigen como fundamentales a la hora de abordar potenciales problemas. Todas estas medidas, según indica el informe “Cyber Security Strategy for the Energy Sector”, publicado por el Parlamento Europeo, se deben llevar a cabo bajo unos estándares de seguridad comunes y en armonía con los requerimientos ya establecidos por la UE.
El estado actual de la ciberseguridad en el sector energético en la UE indica que todavía queda camino por recorrer. Los sistemas inteligentes de energía, englobados actualmente en las Smart Grids, requieren de avances en materia de consistencia para la totalidad de la UE, de cara a evitar daños en el sistema. Precisamente, es necesario tener en cuenta que el camino para una transición energética exitosa pasa por solucionar este tipo de incidentes y evitar situaciones tales como la que ocurrió en Ucrania el pasado 23 de diciembre de 2015, en la que a través de un ciberataque se consiguió tomar el control de los sistemas de 3 de las principales distribuidoras regionales de electricidad. Este altercado afectó a subestaciones de 100 y 35 kV y provocó cortes de luz que afectaron a un conjunto de 225.000 habitantes.