La Comisión Europea ha publicado el informe Best practices on Renewable Energy Self-consumption en el que analiza el desarrollo potencial del autoconsumo que puede acabar transformando el sistema energético europeo. La publicación aborda las circunstancias del contexto actual que favorecen su implementación, las ventajas que trae consigo, además de una serie de recomendaciones necesarias para garantizar su óptimo funcionamiento.
El informe sostiene que los costes de inversión para generar electricidad a partir de fuentes renovables son cada vez menores, favoreciendo que los consumidores se conviertan en productores, de manera que les permite beneficiarse y contribuir al funcionamiento eficiente del mercado de la energía.
Uno de los pilares del modelo del autoconsumo es que se consiga la paridad en los costes de generación propia de la electricidad y el de la electricidad disponible en la red. Una vez se consiga, el modelo emergente de autoconsumo permitiría conseguir importantes reducciones en las facturas eléctricas de los usuarios. Además, en el contexto de las redes inteligentes, los sistemas de autoconsumo tendrían el potencial de implicar a los consumidores en la aplicación de medidas de flexibilización del sistema, principalmente mediante ajustes en la demanda de consumo y el almacenamiento de energía.
Por otra parte, considerando que los consumidores que producen energía renovable pueden necesitar alimentarse o evacuar a la red los excesos de energía, se hace alusión a la necesidad de garantizar la contribución, de todos los clientes: autoconsumidores y no autoconsumidores, a sufragar los costes de la red, a través de distintos modelos tarifarios (basados en la capacidad del sistema, en la electricidad consumida o en un modelo mixto). En este sentido se observa una tendencia cada vez más extendida de emplear modelos tarifarios basados en los pagos fijos por conexión a la red. A su vez, se describen también los distintos métodos de compensación a la energía no consumida que se vierte a la red.
Por último se invita a los Estados Miembros a la optimización de sus modelos de autoconsumo, que bien regulada, es un mecanismo de contribución a la seguridad de suministro y la reducción de emisiones.