El informe describe la situación actual y las expectativas del clima y de la política energética en el mundo; en este sentido, destaca que no estamos en la senda de alcanzar el objetivo de limitar la elevación de la temperatura media mundial a largo plazo a 2 ºC. No obstante, este objetivo sigue siendo técnicamente factible, si bien extremadamente exigente. Para conservar una posibilidad realista de alcanzarlo es necesario actuar intensamente antes de 2020. La energía se halla en el centro neurálgico de este desafío: el sector energético produce aproximadamente dos tercios de las emisiones de gases de efecto invernadero, puesto que más del 80% del consumo mundial de energía se basa en combustibles fósiles.
Por otro lado, el informe define cuatro medidas concretas para el sector de la energía, que pueden aplicarse rápida y eficazmente sin coste económico neto, mientras prosiguen las negociaciones internacionales. Estas medidas son:
· Adoptar medidas concretas en materia de eficiencia energética (49% de la reducción de emisiones). Incluyen la aplicación de normas de rendimiento energético, tanto en los edificios (para iluminación, nuevos aparatos eléctricos y nuevos sistemas de calefacción y refrigeración), como en la industria (para motores industriales) y en el transporte (para vehículos por carretera)
· Limitar la construcción y el uso de las centrales de carbón menos eficientes (21%). Evitaría 640 Mt de emisiones para 2020 y contribuiría igualmente a disminuir la contaminación local del aire.
· Minimizar las emisiones de metano derivadas de la producción de petróleo y gas natural (18%).
· Acelerar la eliminación progresiva (aunque parcial) de las subvenciones al consumo de combustibles fósiles(12%) evitaría unos 360 Mt de emisiones de CO2 en 2020 y posibilitaría la aplicación de medidas de eficiencia energética.