El sistema eléctrico va a jugar un papel fundamental en la Transición Energética. Para que su desarrollo sea el mejor posible, hay que ajustar algunos de los elementos que hasta ahora impiden dicho desarrollo, por ejemplo el sobrecoste pagado por el consumidor en su factura. Gran parte de este sobrecoste va para cubrir las primas a las energías renovables, en el caso de la electricidad la cifra ronda el 88%, muy dispar frente al resto de contribuyentes.
Entre 2007 y 2013 y por esta causa, la factura eléctrica subió para los hogares un 70%. Un incremento que resulta absolutamente contraproducente, gravando en exceso la electricidad y dificultando la electrificación de la economía; clave para alcanzar los objetivos climáticos.
De hecho, esta distribución de la carga favorece energías más contaminantes que la eléctrica, dificultando la obtención de estos objetivos.
El Fondo Nacional para la Sostenibilidad del Sistema Eléctrico (FNSSE) pretende repartir más equitativamente el pago de estas primas a las energías renovables, descargando al sistema eléctrico (pasará del 88% al 31%) y contando para ello con todas las energías, favoreciendo las metas propuestas en la Transición Energética.