Este informe, publicado por la Universidad de Queensland (Australia), señala que el calentamiento global debería considerarse una prioridad en nuestros días dada la preocupante situación. Por ello, el principal foco donde poner todo el esfuerzo debiera ser la reducción de emisiones de CO2, manteniendo una tendencia reductiva pero sin poner en riesgo el abastecimiento energético ni el bienestar económico.
El estudio desarrolla un modelo multifactorial que permite pronosticar la demanda global de energía basándose en tres variables fundamentales: (i) la población, (ii) el consumo energético y (iii) las tasas de crecimiento económico. Así, se observa una demanda energética con un crecimiento constante, debido a una combinación entre el crecimiento poblacional y el desarrollo geoeconómico.
Tras el análisis de estas variables, el documento hace hincapié en las siguientes cuestiones: (i) crecimiento exponencial en el consumo energético, (ii) escasez de combustibles fósiles para 2033, (iii) relevancia de la necesidad de reducción de emisiones de CO2 para el desarrollo global económico y (iv) mitigación de la pobreza. Estas conclusiones muestran la necesidad de que economistas y ecologistas aúnen sus esfuerzos para gestionar un desarrollo sostenible.