En abril 2014, el Dr. David Robinson publicó el informe “Análisis comparativo de los precios de electricidad en la Unión Europea:Una Perspectiva Española” en el que concluía que la cuña gubernamental[1] explicaba en gran medida el incremento de más del 50% que habían sufrido los precios al por menor para clientes residenciales en España entre los años 2008 y 2012. De hecho, en 2012 representaba más de la mitad de los precios finales de electricidad para el segmento residencial.
Este mismo autor ha publicado, en octubre del 2015, el informe “Análisis comparativo de los precios de la electricidad en la Unión Europea y en Estados Unidos: Una perspectiva española”. En esta ocasión, el autor profundiza en las causas del aumento de los precios finales desde 2008 hasta 2014 en la UE y, especialmente, en España en comparación con los de EE.UU.
La primera conclusión que extrae el autor es que para el periodo 2008-2014, los precios finales de la electricidad son, en general, más caros y se han incrementado más en la UE que en EE.UU (34% vs. 18% en clientes residenciales y 22% vs. 6% en clientes industriales). A pesar de ello, el autor también observa que el patrón de crecimiento en ambas regiones ha sido similar afectando a los consumidores residenciales en mayor medida que a los industriales.
A continuación, el autor profundiza en las causas que pueden explicar las diferencias de precios finales entre ambas regiones. Su hipótesis es que la cuña gubernamental es la explicación más razonable y consistente. Sin embargo, analiza tres razones alternativas que también podrían explicar la diferencia de precios:
i) La demanda: Cuanto mayor es el volumen de la demanda, menores son los costes y precios unitarios. Sin embargo, la diferencia en la evolución de la demanda en ambas regiones no ha sido tan significativa como para explicar el distinto incremento de los precios.
ii) Los precios energéticos del mercado diario: Por diferentes razones, los precios eléctricos del mercado mayorista se han reducido en ambas regiones
iii) Los costes de las redes de transporte y distribución: A pesar de las dificultades que ha encontrado el autor para recoger datos en este ámbito, no ha encontrado evidencias de que esto sea un factor explicativo relevante.
Por tanto, el autor concluye el principal motivo para explicar las diferencias en la evolución de precios es, aparentemente, la cuña gubernamental. El informe sostiene que dicha partida es inferior en EE.UU y que, además, no ha crecido tanto como en la UE en los últimos años. Entre las razones de esta diferencia se encuentra el modelo de financiación de las energías renovables, que en EE.UU depende de los presupuestos estatales y federales y no de la tarifa y el hecho de que EEUU no recaude un impuesto federal, equivalente al IVA, sobre la electricidad.
Tras esta explicación, el autor se focaliza en el caso español, evidenciando que el efecto de la cuña gubernamental sobre los precios de la energía está entre los más elevados en la UE y son los que más se han incrementado en los últimos años, en particular para los pequeños consumidores. Los más afectados son los consumidores residenciales que del 2008 a 2014 han experimentado un aumento del 50% en los precios finales, debido, en gran medida, a la cuña gubernamental (el 73% del aumento). Así, en el segundo semestre de 2014 el precio medio (en €/kWh) para un consumidor residencial español fue el doble que el que le supuso a uno estadounidense.
A continuación, el autor expone las consecuencias de unas cuñas elevadas y crecientes, entre los que destacan la reducción de la renta disponible para los consumidores residenciales y el impacto negativo que tiene en la competitividad de los consumidores industriales.
Por último, entre las recomendaciones que realiza destaca la de definir claramente los objetivos de las políticas públicas y cómo financiarlos. Asimismo, indica que los costes de las políticas públicas no deberían incluirse en las tarifas eléctricas. Por ello, el principal reto que el autor identifica en el informe es, no sólo reducir el nivel de los precios finales, sino diseñar una estructura de tarifas eficiente. En cuarto lugar, recomienda revisar cuidadosamente la asignación de costes a las diferentes categorías de consumidores y, por último, reflexionar sobre quién se beneficiaría de los posibles ahorros originados por traspasar el coste de las políticas energéticas a los presupuestos generales.
[1] Definida como los costes en el precio final de la electricidad que se derivan de impuestos, gravámenes o cargos para financiar las políticas públicas y que son introducidos por decisiones de los gobiernos.