La Agencia de la Energía Nuclear de la OCDE (NEA, por sus siglas en inglés) ha preparado el informe Nuclear Energy: Combating Climate Change en el que estudia el potencial de la energía nuclear en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, en el desarrollo económico y en la seguridad energética. Esta energía representa una tecnología crucial para la mitigación lo que provoca que muchos países planeen su uso para satisfacer sus objetivos de reducción de emisiones y suministro de energía.
Actualmente, el mundo se enfrenta al importante reto de limitar el aumento de la temperatura media global en 2 °C. Actualmente, el sector eléctrico es responsable de alrededor del 40% de las emisiones globales de carbono. Por tanto, con el fin de evitar superar este umbral es fundamental la descarbonización del sector para el año 2050. Para ello se deberá recurrir a un conjunto de tecnologías incluyendo nuclear, la captura y almacenamiento de carbono, hidráulica y energías renovables.
Dado que las expectativas sobre la captura y almacenamiento de carbono están menguando rápidamente y que los recursos hidroeléctricos son limitados, las opciones con mayor potencial para descarbonizar el sector eléctrico son dos: (i) las energías renovables, como la solar y la eólica y (ii) la energía nuclear, que proporciona un suministro eléctrico firme, constituyendo un elemento crítico en muchas estrategias de descarbonización del sector eléctrico.
La energía nuclear representó en 2013 el 11% de la electricidad mundial, siendo la segunda fuente de energía baja en carbono más importante después de la hidráulica (16%). Se estima que, sin la energía nuclear instalada, las emisiones globales de CO2 en el sector eléctrico se hubieran incrementado un 12% en 2012.
La Agencia Internacional de Energía (AIE), en el escenario de mantener 2ºC (2DS) de su informe ETP 2015, prevé que para alcanzar el objetivo climático, la cuota de energía nuclear en la producción mundial de electricidad tendría que aumentar de 11% en 2011 al 17% en 2050, lo que implica incrementar la capacidad instalada de 396 GW a 930 GW.
Sin embargo, los proyectos nucleares se enfrentan a varios retos y barreras: opinión pública, búsqueda de localización, dificultad para obtener financiación para desarrollo de proyectos por la crisis económica, caída de los precios de los mercados mayoristas de electricidad y sobrecapacidad de generación… Por otro lado, la ineficiencia del precio del carbono no ha fomentado las inversiones en tecnologías limpias intensivas en capital como la nuclear, mientras que el rápido desarrollo de técnicas no convencionales de extracción de gas y petróleo ha resuelto la necesidad urgente de nueva capacidad en algunos países (gas de esquisto en EEUU) reduciendo sus emisiones al sustituirlas por instalaciones de carbón.
Para descarbonizar sustancialmente el sector eléctrico de los países de la OCDE, los reguladores deben analizar las similitudes, diferencias y complementariedades entre la energía nuclear y las tecnologías renovables y aprovecharlo para diseñar los futuros sistemas de electricidad bajos en carbono. Las energías hidráulica y nuclear ofrecen firmeza baja en carbono al sistema lo que contribuye a su seguridad y fiabilidad.