IRENA ha publicado el informe “How solar photovoltaics will revolutionise the electricity system” en el que analiza el actual desarrollo de la energía solar fotovoltaica. Realiza, además, una serie de recomendaciones para incentivar el desarrollo de esta tecnología, de forma que en 2030, genere el 13% la electricidad mundial.
El crecimiento que la energía solar fotovoltaica ha experimentado en los últimos años ha superado las previsiones de los expertos. Desde 2010, la capacidad instalada ha pasado de 40 a 227 GW. Este incremento equivale, aproximadamente, a la capacidad total de generación eléctrica instalada en África.
La reducción de los costes de los paneles y los restantes componentes de las instalaciones fotovoltaicas ha sido el principal impulsor de esta expansión. Así, el coste nivelado medio de la energía solar fotovoltaica a gran escala se ha reducido progresivamente hasta los 0,13$/kWh en 2015, acercándose a los 0,05-0,10 $/kWh del carbón y del gas natural. Se espera que el coste nivelado continúe bajando, rebajándose en un 59% a 2025, si se aplican las políticas adecuadas.
La energía fotovoltaica es receptora de la mitad de los recursos invertidos en renovables. En 2015, la inversión mundial en fotovoltaica distribuida fue de 67.000 millones de dólares, mientras que 92.000 millones se destinaron a parques de gran escala. Por otra parte, la inversión en sistemas aislados de la red gracias a dispositivos de generación fotovoltaica se ha multiplicado por 15 hasta los 267 millones de dólares.
La energía fotovoltaica ha reducido las emisiones de CO2 en 200-300 mt/año, equivalente a las emisiones de gases de efecto invernadero producidas anualmente en Francia. Dependiendo de su senda de crecimiento, la fotovoltaica podría llegar a disminuir las emisiones en 1-3 Gt/año en 2030. Para ello la instalación anual de capacidad debería duplicarse desde los 47 GW en 2015 a más de 100 GW en 2030. De esta manera, la energía fotovoltaica pasaría a proporcionar de un 2% de la electricidad mundial en 2016 a un 13% en 2030.
Para ello IRENA propone 5 recomendaciones para poder llevar a cabo este crecimiento:
- Las políticas energéticas deben ser actualizadas en la medida en la que la tecnología avance y se desarrolle: La planificación energética y sus predicciones deben considerar el estado de la tecnología actual de la energía solar. Además, los gobiernos deben incorporar los impactos macroeconómicos y sociales positivos de la energía solar en sus políticas energéticas.
- Los gobiernos deben fomentar la investigación y desarrollo de la fotovoltaica: Existen diversas oportunidades para reducir el coste de la energía fotovoltaica a través de innovación y la aplicación de mejores prácticas del sector. Los mercados fotovoltaicos deben evolucionar para facilitar mayores reducciones de costes.
- La tecnología fotovoltaica requiere un marco de referencia de estándares y calidad: La fotovoltaica es cada vez más global y son necesarios estándares y requisitos de calidad internacionales para obtener una confianza de los inversores.
- Son necesarios realizar cambios estructurales en el mercado para impulsar el desarrollo de los recursos solares distribuidos: Es necesario ajustar la estructura regulatoria y de mercado para facilitar la entrada de operadores privados y crear un mercado más liberalizado. El libre comercio mundial podría reducir los costes, donde los paneles solares pueden ser enviados desde cualquier país mientras que su instalación puede ser local.
- La adopción de tecnologías como los Smart Grids y las baterías de almacenamiento facilita la integración en las redes de la energía solar: Las tecnologías como las Smart Grids o las baterías de almacenamiento, acelerarán el desarrollo de la tecnología fotovoltaica. Además estos sistemas mejoran la seguridad energética y la eficiencia del sector. En paralelo, es recomendable que se aborden inversiones en la infraestructura de red, mejorando las interconexiones con países vecinos.
- El desarrollo de la generación fotovoltaica debe combinarse con una mayor electrificación: Los vehículos eléctricos o los mecanismos de flexibilidad de la demanda para servicios de refrigeración pueden facilitar la integración de la energía solar.