¿Alguna vez te has preguntado qué pasa exactamente cuándo enciendes un interruptor? Detrás de ese simple gesto se esconde un universo complejo y fascinante: el del sistema eléctrico español. Su corazón latente es la demanda eléctrica, un indicador que no solo refleja nuestros hábitos diarios, sino que también es el termómetro de la economía del país y una pieza fundamental en la transición ecológica. Entender su comportamiento es clave para afrontar los retos de la electrificación y la gestión de las energías renovables.
¿Qué es la demanda eléctrica y cómo se define?
En términos sencillos, la demanda eléctrica es la cantidad de energía eléctrica que los consumidores (hogares, empresas, industrias) solicitan a la red eléctrica en un momento determinado. No se trata de un valor fijo, sino de una variable que cambia constantemente, cada segundo de cada día. Se mide en Megavatios hora (MW/h), y representa el volumen total de energía consumida a lo largo de un periodo (un día, un mes, un año).
La representación gráfica de esta variación a lo largo del día se conoce como la curva de carga o curva de demanda. Esta curva nos muestra los valles de consumo durante la madrugada y los picos durante las horas de mayor actividad, dibujando el pulso energético de España.
¿Dónde consultar datos?
La transparencia es fundamental en el sector eléctrico, la principal fuente donde consultar es Red Eléctrica de España (REE), como operador del sistema eléctrico: REE ofrece datos sobre el equilibrio entre generación y consumo, la capacidad de acceso a la red eléctrica, la integración de energías renovables, la generación de energía por tipo de tecnología y la liquidación de los servicios del mercado eléctrico. Se puede en REE – Portal de demanda en tiempo real. REE también ofrece informes diarios que desglosan la producción y el consumo, y publicaciones anuales con un análisis estadístico del sistema (Informes y series anuales (ISE)).
Otra fuente que permite comparar la demanda y otros indicadores de España con los del resto de países europeos es el portal de transparencia ENTSO-E Transparency.
Medición y ajustes de la demanda eléctrica: metodología y correcciones
Medir la demanda no es tan simple como parece. Lo que se registra inicialmente es la demanda bruta, que es la energía medida en los puntos de consumo. Sin embargo, para poder comparar datos entre diferentes periodos de forma homogénea, REE realiza dos ajustes clave:
- Corrección por laboralidad: Se ajusta el efecto de los días festivos y los fines de semana. No se consume la misma energía un martes laborable que un domingo o el día de Navidad.
- Corrección por temperatura: Se modeliza y descuenta el impacto de las temperaturas. Una ola de calor en julio o una borrasca de frío en enero disparan el uso de aire acondicionado y calefacción, respectivamente.
El resultado es la demanda corregida por temperatura y calendario, un dato mucho más preciso para analizar la tendencia subyacente del consumo, ligada a la estructura económica del país. Al comparar la demanda, es crucial hacerlo siempre con el mismo mes del año anterior para obtener una visión coherente.
Factores que explican la demanda eléctrica en España
La demanda de energía eléctrica es un reflejo directo de nuestra forma de vida y de la actividad económica. Los principales factores que la moldean son:
Clima y estacionalidad
Es uno de los factores más evidentes. En verano, las altas temperaturas provocan un pico de consumo por el aire acondicionado, mientras que en invierno el frío aumenta el uso de sistemas de calefacción eléctrica. Esto define una estacionalidad muy marcada en la demanda peninsular y en sistemas aislados como el de las Islas Baleares y Canarias, que además suma el factor del turismo estival.
Calendario laboral
La actividad industrial y de servicios, grandes consumidores de energía, se concentra de lunes a viernes en horario laboral. Por ello, la curva de demanda de un día laborable es muy diferente a la de un festivo, con picos más altos y valles menos pronunciados.
Actividad económica
Existe una correlación histórica entre el Producto Interior Bruto (PIB) y la demanda eléctrica. En fases de crecimiento económico, la industria produce más, hay más comercio y el consumo general aumenta. Esta relación se conoce como elasticidad demanda-PIB. Aunque la eficiencia energética está atenuando esta correlación, sigue siendo un factor clave.
Eficiencia y electrificación (VE, bombas de calor)
Aquí encontramos una doble fuerza. Por un lado, la mejora de la eficiencia en electrodomésticos e industrias ayuda a moderar el crecimiento de la demanda. Por otro lado, la electrificación de la economía para descarbonizarla introduce nuevos consumos. El despliegue del coche eléctrico y las bomba de calor como sistema de climatización son dos de los principales vectores que impulsarán la demanda en los próximos años.
Autoconsumo fotovoltaico
El auge del autoconsumo fotovoltaico está redibujando la curva de demanda. La energía generada en los tejados se consume in situ, por lo que no se «pide» a la red. Esto reduce la demanda neta que ve el sistema, especialmente durante las horas centrales del día, creando lo que se conoce como la «curva de pato».
Evolución histórica de la demanda eléctrica en España, máximos y mínimos
La curva de la demanda eléctrica nacional es un fiel cronista de la historia reciente de España. Sus picos más altos y sus valles más profundos no son cifras aleatorias; narran historias de crecimiento económico, crisis profundas, cambios sociales y los innegables efectos del clima. Entender estos extremos es fundamental para planificar un sistema eléctrico español robusto y preparado para el futuro.
- Máximos históricos (Picos de demanda): El récord absoluto de potencia pico se registró el 17 de diciembre de 2007, cuando una intensa ola de frío llevó la demanda hasta los 45.450 MW. Este dato refleja una época de gran actividad económica justo antes de la crisis financiera. Sin embargo, el paradigma está cambiando: aunque el récord invernal no se ha superado, las olas de calor cada vez más frecuentes e intensas están provocando picos de demanda en verano muy elevados por el uso masivo del aire acondicionado, hasta el punto de disputarle el protagonismo a los picos invernales y suponer un reto creciente para el sistema.
- Mínimos históricos (Valles de demanda): La demanda mínima se produce en momentos de «calma eléctrica», típicamente durante las madrugadas de los fines de semana en primavera y otoño, cuando la actividad industrial y comercial es casi nula y la climatología no exige un consumo elevado. La pandemia de 2020, con el parón económico de los confinamientos, nos dejó algunos de los valles de demanda más pronunciados de los últimos años. Estos periodos de baja demanda son también un desafío técnico para el operador del sistema eléctrico, especialmente cuando coinciden con una alta producción eléctrica de origen renovable, como la eólica nocturna.
Demanda en España por sectores y usos
Para comprender realmente el comportamiento de la demanda eléctrica, es útil desglosarla y ver quiénes son los grandes consumidores. La demanda final en España se reparte principalmente entre tres grandes grupos, cada uno con sus propios patrones y necesidades energéticas.
A continuación, se muestra una tabla resumen del consumo eléctrico por sectores.
| Sector | Peso Aproximado sobre la Demanda Final | Principales Usos Eléctricos |
| Industria | ~ 35 – 40% | Fuerza motriz (motores), hornos de alta temperatura, electrólisis, siderurgia, química y climatización de procesos. |
| Servicios | ~ 30 – 35% | Iluminación, climatización (frío y calor), equipos de ofimática, conservación de alimentos y hostelería. |
| Residencial | ~ 25 – 30% | Electrodomésticos, climatización (bombas de calor/aire acondicionado), agua caliente, iluminación y dispositivos electrónicos. |
| Transporte y Agricultura | ~ 5% | Transporte ferroviario (AVE, cercanías), bombeos para regadío, instalaciones ganaderas e infraestructuras portuarias.
|
Demanda eléctrica y precios de la electricidad (OMIE)
La demanda y el precio de la electricidad están íntimamente ligados. El mercado diario, conocido como MIBEL (Mercado Ibérico de la Electricidad) y gestionado por OMIE, funciona con un sistema marginalista. Las centrales de generación eléctrica ofertan su energía, y se van aceptando desde la más barata (normalmente la energía renovable) hasta cubrir la totalidad de la demanda prevista.
La última central que entra, la más cara (frecuentemente una de ciclo combinado), es la que marca el precio para todas las demás. Por tanto, a mayor demanda, más probable es que se necesiten tecnologías más caras, elevando el precio diario OMIE. Puedes aprender más sobre el papel de OMIE aquí.
Gestión de la demanda y flexibilidad
Tradicionalmente, la producción eléctrica ha seguido a la demanda. Sin embargo, con la masiva integración de renovables, cuya producción no es constante (la solar fotovoltaica solo produce de día), el paradigma está cambiando. Ahora es crucial gestionar la demanda para adaptarla a la disponibilidad de la generación renovable.
Aquí entran en juego la respuesta activa de la demanda, el almacenamiento y la flexibilidad, donde los consumidores, a través de figuras como los agregadores, pueden modificar su consumo a cambio de incentivos, ayudando a estabilizar el sistema eléctrico nacional.
Indicadores clave a vigilar (KPIs)
A continuación, alguno indicadores clave (KPIs, por sus siglas en inglés) que actúan como las constantes vitales del sistema y nos permiten obtener una radiografía precisa y rápida de lo que está ocurriendo.
- Demanda Instantánea (MW): Es el pico de potencia eléctrica consumida en un momento determinado. Es el dato que se puede seguir en directo en los portales del operador del sistema eléctrico y es fundamental para el balance entre generación y demanda a cada segundo.
- Energía Demandada (GWh o TWh): Es el volumen total de energía consumida a lo largo de un periodo (un día, un mes, un año). Mientras la demanda instantánea es la foto, la energía demandada es la película completa. Es el indicador que se usa para comparar el consumo agregado, por ejemplo, con el del mismo mes del año anterior.
- Pico de Demanda o Potencia Máxima (MW): Se refiere al valor más alto de demanda instantánea alcanzado en un día, mes o año. Es un KPI crítico, ya que toda la infraestructura de la red eléctrica y de generación eléctrica debe estar dimensionada para poder satisfacer este pico de forma segura, aunque solo dure unos minutos.
- Factor de Carga (%): Es una medida de eficiencia. Compara la demanda media con la demanda máxima. Un factor de carga bajo indica que la curva de demanda tiene picos muy pronunciados en comparación con su consumo medio, lo que implica que hay una gran cantidad de infraestructuras que se usan solo durante cortos periodos de tiempo, siendo menos eficiente en su conjunto.
Preguntas frecuentes sobre la demanda eléctrica en España
¿Cuáles son las diferencias entre demanda y consumo eléctricos?
Aunque a menudo se usan como sinónimos, «demanda» se refiere a la potencia instantánea que se solicita (en MW), mientras que «consumo» es la energía total utilizada durante un periodo de tiempo (en kWh, MWh, etc.). La demanda es la foto, el consumo es la película.
¿Qué es el pico de demanda y cuándo suele ocurrir?
Es el punto del día o del año en que se registra la máxima demanda de potencia. Históricamente en España ha estado ligado a olas de frío en invierno (por la tarde-noche), pero el cambio climático y el uso del aire acondicionado están haciendo cada vez más frecuentes y elevados los picos de verano a mediodía.
¿Qué es la demanda neta de red y cómo influye el autoconsumo fotovoltaico?
La demanda neta es la que el sistema eléctrico realmente «ve» y necesita cubrir con las grandes centrales. El autoconsumo fotovoltaico reduce esta demanda porque la energía se produce y consume en el mismo punto, sin pasar por la red de transporte y distribución. Esto es un reto, ya que la demanda que queda por cubrir cuando el sol se va es muy pronunciada.
¿Cómo puedo leer la curva diaria de demanda “de un vistazo”?
Fíjate en tres cosas: el valle de la madrugada (el consumo base), el primer pico de la mañana (cuando la gente se despierta y las empresas arrancan) y el segundo pico de la tarde-noche (cuando la actividad laboral se solapa con el consumo residencial). La forma y altura de estos picos te dirá si es un día laborable, festivo, de verano o de invierno.









