La política energética de España debe dar prioridad a la seguridad en el suministro con el fin de garantizar a corto, medio y largo plazo, un abastecimiento energético seguro, estable y de calidad. La consecución óptima de este fin conlleva la planificación y desarrollo de una política de gobierno construida sobre la base de cinco grandes ejes estratégicos, desde los que se deben desplegar distintas medidas, iniciativas y proyectos destinados a incrementar la seguridad en el suministro, elevando el grado de autoabastecimiento, mediante las aportaciones energéticas de fuentes alternativas, reduciendo el nivel de dependencia, situado en torno al 80%.
Estos cinco ejes estratégicos son: 1) desarrollo de infraestructuras para el transporte de energía; 2) mejora de las interconexiones eléctricas y gasistas; 3) impulso del autoabastecimiento, mediante el desarrollo de energías renovables, sin descartar, al menos de momento, la importante aportación de la energía nuclear; 4) diversificación en los aprovisionamientos; y 5) incremento en la capacidad de los almacenamientos subterráneos de gas.
Estos objetivos conectan con las principales líneas de actuación estratégica de la UE, centradas en la diversificación del origen de las importaciones, fomento de las interconexiones de gas y electricidad, desarrollo de las energías renovables e impulso de las medidas de ahorro y eficiencia energéticas.
España ante el reto de la seguridad energética
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