El pasado 2 de junio, la EPA (Environmental Protection Agency) estadounidense ha propuesto una nueva regulación (Clean Power Plan) que tiene como objetivo reducir un 30% las emisiones de CO2 de las centrales térmicas de carbón ya existentes, frente a los niveles de 2005. Estas medidas suponen el mayor paso dado hasta la fecha por la Administración de EE.UU. en su lucha contra el cambio climático.
Para ello, las plantas térmicas podrán reducir sus emisiones mediante (i) el incremento de su eficiencia energética, (ii) la instalación de turbinas eólicas o (iii) la modificación de la operación de red para un menor uso de las plantas menos eficientes.
Por último, el artículo destaca que la nueva regulación será más flexible que en el pasado, manteniendo bajos sus costes. Además, podría ayudar a fomentar la cooperación internacional en el cambio climático.