La Asociación Europea de Energía Eólica (EWEA, por sus siglas en inglés) publicó en diciembre de 2015 el informe “Effective Transition Signals”, en el que advierte que el potencial de la energía eólica de cara a 2030 dependerá en gran medida en los desarrollo de las políticas de clima y energía: gobernanza de la Unión Energética, el diseño de mercado eléctrico europeo y la reforma del sistema europeo de comercio de emisiones (EU ETS).
El ETS es una pieza importante en la transición hacia la descarbonización de la economía y para la transformación del sector eléctrico, ya que tiene la capacidad de reflejar el coste real de las tecnologías y de crear unas reglas de juego uniformes para todas las fuentes de energía. Como instrumento europeo, podría incentivar la descarbonización en todos los Estados Miembro.
La postura de EWEA se basa en cómo el ETS puede estimular un precio del carbono alto y estable que impulse a los Estados Miembro más dependientes de los combustibles fósiles hacia un mix energético descarbonizado y con un peso significativo de las tecnologías renovables.
Un sistema EU ETS que funcione correctamente internaliza en el precio de la electricidad el coste medioambiental de emitir CO2 de las distintas tecnologías, creando señales de precio que fomenten la retirada progresiva de la capacidad basada en combustibles fósiles para sustituirla por energías renovables, influyendo en las decisiones de inversión y en la orden de mérito del mercado mayorista.
Sin embargo, tras una década desde su creación, el sistema EU ETS no ha logrado establecer un precio de los derechos de emisión lo suficientemente elevado como para incentivar a los inversores a desarrollar tecnologías de generación limpias; en cambio, está aportando al carbón y al gas una ventaja comparativa respecto a tecnologías no emisoras (como la eólica) ya que no pagan por los costes que están generando a la sociedad.
De cara a la próxima década, el Consejo Europeo propuso un nuevo objetivo de reducción de emisiones en 2030 de al menos un 40% respecto 1990. Para alcanzarlo los sectores sujetos al ETS tendrán que recortar sus emisiones un 43% respecto 2005. Para corregir la situación previamente planteada, la Comisión Europea ha elaborado una propuesta de reforma radical del EU ETS más allá del año 2020, aumentando el factor de reducción lineal a 2,2% desde 2021, y no se podrán utilizar créditos internacionales procedentes de proyectos fuera de UE para cumplimiento.
Así, el informe recoge las tres principales áreas de actuación que en opinión de EWEA se deberían desarrollar para reformar este instrumento:
1. Restaurar el equilibrio de mercado y elevar el grado de ambición: el exceso de derechos en el mercado rebaja los precios del CO2, por tanto recuperar el equilibrio entre la oferta y la demanda en el mercado es clave. Para ello se introducirá una Reserva de Estabilidad de Mercado (MSR) en 2019, pero aun así se espera sobreoferta en el mercado hasta 2025.
Entre los cambios que pide EWEA a la propuesta de CE, destacan:
i) Ajustar el límite anual de derechos según la demanda real (el factor de reducción lineal de la fase actual es mucho menor que la reducción de emisiones real entre 2012-14);
ii) Preservar la integridad del objetivo de reducción de emisiones en un 40%, evitando reintroducir los derechos sobrantes de la fase actual para nutrir la reserva de nuevos entrantes y ampliación de instalaciones del periodo 2021-30 ya que neutralizan el efecto de la MSR;
iii) Debido al bajo precio del mercado de CO2, varios Estados Miembro han establecido medidas suplementarias para una mayor descarbonización, y aunque estas medidas son bienvenidas, minan el funcionamiento del EU ETS. Esto podría solucionarse creando registros nacionales para retirar los derechos a subastar equivalentes a las reducciones adicionales de emisiones acometidas;
iv) Incorporar en el marco EU ETS 2021-2030 una cláusula de revisión de la ambición de descarbonizar la economía acorde con el acuerdo de París de revisar los objetivos nacionales cada 5 años para alcanzar el objetivo de los 2ºC, y permitir al sistema adaptarse a los cambios políticos, tecnológicos y económicos.
2. Reforzar los mecanismos de solidaridad que permiten a 10 Estados miembro con bajos ingresos invertir en generación eléctrica limpia y modernizar su infraestructura envejecida. Para ello es fundamental adecuar los criterios de las inversiones realizadas bajo estos mecanismos a los del Banco Europeo de Inversiones (incrementando a su vez el papel de este en la selección de proyectos), e introducir una evaluación ex-ante de los proyectos para que los fondos se utilicen según las recomendaciones de la CE. Por otro lado,
3. Impulsar la industria de tecnologías renovables para que la UE se convierta en una referencia impulsándola a través de sólidas políticas industriales y de innovación. Se recomienda el desarrollo de medidas dirigidas a apoyar las tecnologías renovables disruptivas (Fondo de Innovación que maximice la competitividad de la industria europea y asegurar la máxima eficacia en costes de la NER400) y a desarrollar instrumentos financieros innovadores que atraigan inversión.
