1. La contaminación del aire representa la cuarta amenaza global para la salud después de la hipertensión, la malnutrición y el tabaco, según el informe «Energy and Air Pollution» de la AIE
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha publicado el informe “Energy and Air Pollution”, en el que analiza las causas y el impacto que la contaminación del aire provoca en la salud, así como las medidas que se pueden tomar en el sector energético para disminuirla. La contaminación del aire causa cada año 6,5 millones muertes y podría incrementarse hasta los 7,5 millones en 2040.
2. El sector del transporte es una de las principales fuentes de la contaminación del aire por su uso intensivo de combustibles fósiles. Es responsable del 50% de las emisiones totales de NOx, 13% de SO2 y del 10% de las partículas finas. A su vez, el transporte por carretera representa el 58% de las emisiones de NOx del sector del transporte y el 73% de las de partículas finas.
Las emisiones del dióxido de azufre (SO2), de los óxidos de nitrógeno (NOx) y las partículas finas son las principales causantes de la contaminación del aire. El sector energético es el mayor responsable de esta contaminación, ya que concentra más del 99% de las emisiones de SO2 y NOX y más del 85% de las partículas finas. Dentro del sector energético se incluyen (i) la generación eléctrica, (ii) la combustión de combustibles por parte de la industria, (iii) el transporte, (iv) los edificios y (v) la extracción, transporte, almacenamiento y transformación de los combustibles fósiles.
El transporte es una de las principales fuentes de la contaminación del aire, ya que produce el 50% de las emisiones energéticas de NOx, el 13% de SO2 y el 10% de partículas finas. Asimismo, el transporte por carretera representa el 58% de las emisiones de NOx del sector transporte. Además, el impacto sobre la salud de las emisiones de vehículos urbanos es más grave, ya que se emite al nivel de las calles y es respirado directamente por los peatones. La contaminación del transporte se debe fundamentalmente al predominio del petróleo, el cual supone más del 90% de las fuentes energéticas consumidas. Además, numerosos países continúan fomentando el uso del diésel, a pesar de ser más contaminante que la gasolina.
Por otra parte, la generación eléctrica es responsable del 33% de las emisiones de SO2 del sector energético. Las emisiones de NOx y de las partículas finas son menos significativas (14% y 5%). El carbón es, con diferencia, el principal causante de la contaminación del aire en el sector eléctrico, ya que produce el 75% de las emisiones de SO2, el 70% de NOX y el 90% de partículas finas vinculadas a la generación eléctrica. La reducción de emisiones conseguida gracias a los nuevos estándares para las plantas de carbón no es suficiente y es necesario un mayor compromiso para continuar con esta senda.
3. Aunque se espera una ligera reducción de las emisiones de estas partículas, es necesario que entren en vigor nuevas políticas para poder combatir este problema.
La aplicación de tecnologías para controlar la contaminación del aire, junto con la transición hacia energías limpias, favorecerán la reducción de SO2 en un 20%, de NOX en un 10% y de partículas finas en un 7% en 2040. Aunque se estima que la demanda global de energía aumente, un tercio del incremento será afrontado por energías limpias (eólica, solar, hidráulica y nuclear), y otro tercio lo cubrirá el gas natural (el cual produce menor cantidad de emisiones que otros combustibles fósiles o la biomasa). Aun así, el número de muertes prematuras por contaminación atmosférica se espera que se incremente de los 6,5 millones a los 7,5 millones anuales, a menos que se produzca una verdadera transición energética junto con políticas más adecuadas.
4. La Agencia Internaiconal de la Energía (AIE) ha desarrollado una estrategia de «aire limpio», con la cual espera reducir las emisiones contaminantes y muertes prematuras en más de un 50%.
La AIE ha propuesto una estrategia de “aire limpio” que permitiría la reducción de las emisiones contaminantes y muertes prematuras en más de un 50% en comparación con las políticas actuales y programadas. Esta estrategia se basa en tres ámbitos de actuación:
- Fijar un objetivo ambicioso a largo plazo sobre la calidad del aire.
- Poner en marcha un conjunto de políticas de “aire limpio” en el sector energético. Entre las medidas que se recomiendan, se incluyen mayor inversión en fuentes limpias y en concreto en renovables en el sector eléctrico, la reducción del uso de las plantas de carbón ineficientes y la prohibición de construcción de nuevas, la eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles, el establecimiento de nuevos estándares de emisión para los vehículos de gasolina, nuevas políticas para apoyar el transporte alternativo y el vehículo eléctrico o fomentar la electrificación entre otros. Se evitarían más de 3 millones de muertes prematuras con tan solo subir las inversiones verdes un 7%.
- Monitorizar y evaluar el progreso de dicha estrategia.