El Oxford Institute for Energy Studies ha publicado en agosto de 2015 un informe en el que explora el marco regulatorio adecuado para potenciar el recurso eólico offshore como fuente competitiva de generación de energía eléctrica libre de emisiones.
La eólica offshore juega un papel importante en el cumplimiento de los objetivos renovables y de reducción de emisiones de los estados a largo plazo. Entre los beneficios de esta tecnología se encuentran la proximidad de los parques a los centros de demanda o la posibilidad de suministrar energía durante las horas punta de demanda. Además, la seguridad energética se puede ver perjudicada debido al cierre de plantas de generación convencional en Europa y el desmantelamiento de reactores nucleares a nivel mundial, aportando un nuevo argumento a favor de la energía offshore.
La posibilidad de explotar este recurso ha impulsado a distintos gobiernos a implementar políticas de apoyo y fijar objetivos nacionales de generación de energía eólica offshore. Sin embargo, y pese al actual impulso político, el progreso de la industria ha sido mínimo en comparación con otras fuentes renovables. Aunque la potencia instalada offshore mundial ha alcanzado los 9 GW en 2014, es superada con creces por la solar PV (180 GW en 2014) y la onshore (360 GW en 2014). El desarrollo offshore se ha visto reprimido por sus costes de capital elevados, de este modo, mientras el LCOE para la solar PV y la onshore han disminuido un 58% y 72% respectivamente en los últimos 5 años, el LCOE para la offshore ha sufrido un incremento. Este incremento es debido a los coste de I+D, la falta de competencia en ciertos componentes, los altos costes de construcción e instalación y la falta de de infraestructura dedicada.
El documento afirma que el mejor marco regulatorio para una reducción del coste de la energía eólica offshore será aquella que introduzca mayor competencia entre las toda las tecnologías low carbon, como es el caso de los Contratos por Diferencias en el Reino Unido. Un marco regulatorio que obligue a las nuevas tecnologías a competir entre ellas, controla el coste de los subsidios y además, asegura que solo los proyectos más competitivos económicamente seguirán adelante, protegiendo así a los consumidores. Pero introducción prematura de marcos regulatorios basados en la competencia puede reducir el número de proyectos en el pipeline. Para los mercados offshore naciente, un marco regulatorio basado en encaminar a incrementar la escala de los proyectos sería más eficaces.