1.2. Demanda del gas natural
Como se observa en la Tabla 1‑2, entre 1985 y 2000 el consumo creció principalmente debido al incremento del uso de gas natural en procesos industriales, acompañado por un crecimiento gradual del consumo de gas natural en los hogares. Desde 2002 y hasta el 2008, el consumo de gas natural se aceleró, como consecuencia de la instalación de ciclos combinados de gas natural que utilizan gas natural como combustible para generar energía eléctrica.
La crisis económica, provocó una reducción de la demanda eléctrica, y los cambios producidos en el mix de generación, que han visto cómo la generación con fuentes renovables se ha visto favorecida frente a la generación térmica, y especialmente la generación con ciclo combinado, han provocado una importante reducción del consumo de gas para generación eléctrica. En 2016, del consumo total de gas natural en España (321,5 TWh), sólo un 18% (59,5 TWh) se destinó a la generación de electricidad y un 82% (262 TWh) al consumo convencional.
Tabla 1-2. Evolución del consumo de gas natural en España (GWh).
Fuente: Informe anual de Sedigas 2016.
La demanda de gas natural se puede segmentar en base al uso de esta energía:
Industrial. El gas natural tiene multitud de usos en diversos sectores industriales (papel, cemento, metalurgia, productos químicos, refino de petróleo, materiales para la construcción, etc.), siendo la segunda fuente de energía más utilizada en la industria en general, después de la electricidad. Las empresas que combinan el uso del calor en sus procesos industriales con la generación de electricidad (cogeneración) obtienen ingresos adicionales vendiendo la electricidad excedente.
Comercial y servicios. El uso del gas natural en instalaciones comerciales (p. ej., centros comerciales, restaurantes, etc.) y de servicios (edificios oficiales, colegios, hoteles, polideportivos, etc.) es parecido al doméstico (calefacción, agua caliente, cocina, etc.). Sin embargo, los mayores niveles de consumo pueden hacer rentables las instalaciones de cogeneración (generación de calor y electricidad) o equipos que combinen la producción de frío, calor y agua caliente (trigeneración).
Doméstico y residencial. El gas natural es una de las formas más económicas de energía para los consumidores domésticos. Sus usos más habituales son la calefacción, el agua caliente y la cocina, aunque también existen aparatos de aire acondicionado y otros electrodomésticos (“gasodomésticos”). De cara a futuro, hay alguna experiencia en el consumo doméstico y residencial encaminada a la microgeneración a partir de gas natural, consistente en la instalación de microturbinas que permiten, además de los usos habituales, generar la electricidad necesaria para cubrir el consumo del hogar.
Generación de electricidad y ciclos combinados. El gas natural se utiliza igualmente como fuente de generación de energía eléctrica en las centrales térmicas de ciclo combinado, que combinan la combustión en una turbina de gas con la producción de vapor de agua que mueve una segunda turbina (Ver Tecnologías y costes de la generación eléctrica).
Además de beneficios en términos de eficiencia, los ciclos combinados ofrecen una elevada flexibilidad de operación, al poder arrancar y parar con relativa facilidad, lo cual resulta importante frente a la falta de flexibilidad de otras fuentes de energía usadas en el mix energético, como por ejemplo algunas energías renovables. El uso del gas natural también ofrece beneficios ambientales en términos de menores emisiones de partículas y de CO2 respecto a otros combustibles fósiles, como el carbón o el petróleo.
Materia prima. El gas natural tiene también otros usos distintos al de combustible. Dentro de estos usos, el mayoritario es el uso como materia prima para la fabricación de fertilizantes.
Vehículos que utilizan como combustible gas natural. El gas natural comprimido (GNC), y el gas licuado (GNL) se utilizan en la propulsión de vehículos por sus beneficios medioambientales, ya que, en relación con los combustibles derivados del petróleo, reduce notablemente la emisión de gases y partículas contaminantes. Hasta ahora, el coste y la complejidad de su logística no han favorecido la extensión de una amplia red de abastecimiento, por lo que en la actualidad su uso en la mayoría de los países se limita a usos públicos (autobuses urbanos, recogida de basuras, etc.).
Uso marítimo. Finalmente, el gas natural tiene otro uso, como combustible marítimo, y este se espera que se extienda en los próximos años. La organización marítima internacional ha creado zonas en las cuales se controla el nivel de emisiones. Actualmente son zonas ECA (Emission Control Area) el Mar Báltico y el Mar del Norte y parte de Norte América. En los próximos años se ampliará a toda América del Norte, Caribe, Mar Mediterráneo y parte de Asia. Por esta causa, el uso marítimo del gas natural licuado como combustible se espera que crezca fuertemente debido a que el gas natural es el combustible fósil con menor nivel de emisiones.
El principal reto de este uso del gas natural se centra en la transformación de los buques actuales para el nuevo combustible, dado que cada buque requiere de ciertas obras de ingeniería para adaptar los depósitos y las tuberías de conducción del GNL. Igualmente, la elección del tipo de motor (híbrido/puro gas natural) es clave en la curva coste/rentabilidad de estos proyectos.