El Overseas Development Institute (ODI) ha publicado el informe: “10 things to know about climate finance in 2015”, en el cual presenta diez ideas clave sobre la financiación de las acciones contra el cambio climático:
1. En 2015 muchos países, principalmente europeos, se han comprometido a aumentar la dotación de fondos para acometer medidas contra el cambio climático. De la misma forma, los bancos de desarrollo multilateral y los inversores privados están incrementando, también, sus aportaciones en financiación climática. Sin embargo, aún falta mucho por recorrer, siendo necesario que los gobiernos apliquen medidas para reducir la incertidumbre regulatoria y se acelere el desarrollo climático.
2. Durante 2015 se ha incrementado la financiación, con más de 700 millones de dólares provenientes de fondos multilaterales para el clima. La información sobre el desembolso de estos fondos es limitada, aunque se observa que mientras que en 2014 se había aprobado, solamente el 13% de los fondos, en 2015 esta cifra alcanzado el 36%.
3. Los países en desarrollo están liderando la inversión en energías renovables, beneficiándose de la reducción de los costes globales de estas tecnologías (solar -60% y eólica -15% respecto 2009). De los 324 millones de dólares de financiación por el clima aprobada en 2015, más del 60% se destinó a financiar la transición energética hacia tecnologías renovables en los países en desarrollo.
4. El resultado de las acciones para reducir la deforestación ha sido limitado, a pesar de los beneficios económicos, sociales y climáticos que generan. Después de ocho años de esfuerzos y más de 1.500 millones de dólares aprobados, no se ha logrado alcanzar los resultados previstos. La comunidad internacional continúa investigando modelos eficaces que combatan este problema.
5. En 2015 se destinaron 121 millones de dólares, aproximadamente el 40% de los fondos para la adaptación climática, para reforzar las infraestructuras energéticas relientes al clima, centrándose principalmente, en la mejora y el fortalecimiento de las infraestructuras actuales.
6. Los fondos de financiación para pequeños estados insulares en desarrollo se ha incrementado, lo que les ha permitido adoptar e implementar estrategias nacionales para combatir el cambio climático, de reducción del riesgo de desastres y de diversificación energética.
7. Los países en desarrollo están invirtiendo una proporción cada vez mayor de sus presupuestos públicos nacionales en la acción climática. Un apoyo internacional adicional puede incrementar la escala y el ámbito de esos esfuerzos, reforzar la resiliencia y asegurar que las inversiones se alejan de tecnologías emisoras.
8. El Fondo Climático Verde (“Green Climate Fund”) está experimentando un elevado crecimiento, superior al que tuvieron otros fondos similares en su primer año. En 2015, se han aprobado 168 millones de dólares destinados a ocho proyectos, contando con el apoyo de más de 20 organizaciones nacionales, regionales e internacionales para su implementación. El GCF debe demostrar que los proyectos que financia están teniendo impacto real en los países receptores.
9. Los fondos climáticos deben comunicar sus resultados de una manera más transparente. Actualmente no se utiliza una metodología homogénea para evaluar su impacto, lo que hace difícil una comparación entre los fondos.
10. Para desarrollar las acciones contra el cambio climático que los países han propuesto en sus contribuciones entregadas a NNUU, será necesaria la movilización inmediata por parte de los gobiernos de una cantidad muy significativa de recursos financieros tanto en desde el ámbito público como del privado. Se estima que deberán destinarse billones de dólares a proyectos de mitigación y acción climática que permitan cumplir los objetivos previstos respecto al calentamiento mundial.