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El Estado de Nueva York ha aprobado un plan energético con el objetivo de obtener un 50% de renovables en el mix de generación eléctrica y reducción de un 40% de sus emisiones en 2030 (respecto a 1990).
En el año 2015, el gobernador del Estado de Nueva York, Andrew M. Cuomo presentó su iniciativa para la reforma del sistema energético de este Estado, llamada “Reforming Energy Vision” (REV por sus siglas en inglés). La misión principal de esta iniciativa es construir un sistema energético bajo en emisiones, seguro y económico para todos los ciudadanos, para lo cual se definían tres objetivos para 2030:
- Reducir un 40% las emisiones de gases con efecto invernadero en comparación con los niveles de 1990.
- Alcanzar un 50% de energías renovables en el mix de generación eléctrica.
- Reducir el consumo energético en edificios un 23% en comparación con los niveles de 2012.
En agosto de 2016, el Estado de Nueva York aprobó el Estándar de Energías Limpias “Clean Energy Standard” que llevará a cabo para alcanzar el objetivo de generar el 50% de la electricidad a través de las renovables. Para ello, será necesario duplicar el mix de generación eléctrica renovable actual (26%).
Figura 1. Mix de generación eléctrica de Nueva York, mayo 2016 (fuente: Energy Information Administration, IEA)
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Para cumplir estos objetivos, el Estado de Nueva York considera fundamental a la energía nuclear y, por ello, ha introducido los “zero emission credits” para esta tecnología: sistema de apoyo que reconoce su beneficio climático como energía no emisora.
«El Clean Energy Standard costará menos de 2$ al mes para los consumidores eléctricos residenciales”
Andrew M. Cuomo, Gobernador de Nueva York
El cierre de las plantas nucleares provocaría un aumento de la dependencia de otras fuentes fósiles y un incremento de las emisiones de carbono en 15 millones de toneladas anuales, además de costes sociales y de salud pública de al menos 1.400 millones de dólares.
Por ello, el plan energético aprobado recientemente, el Estándar de las Energías Limpias, ha introducido los Créditos de Cero Emisiones (ZECs, por sus siglas en inglés): comenzando en abril de 2017, los suministradores deberán pagar el valor de la generación libre de emisiones de carbono provenientes de las centrales nucleares mediante la compra de estos créditos. Para implementar este mecanismo se destinarán 965 millones de dólares en los próximos dos años, pudiendo ascender hasta los 7.600 millones de dólares hasta 2029. De esta forma, se ayuda a mantener la viabilidad económica de las centrales
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La energía nuclear contribuye a incrementar la competitividad de la economía, a la lucha contra el cambio climático y a la seguridad de suministro.
La energía nuclear puede tener un papel relevante en que la transición hacia un sistema energético sostenible se realice de forma segura y eficiente. Por una parte, es una fuente de energía asequible que permite incrementar la competitividad de las tarifas. Por ejemplo, en Francia, donde el 75% de la electricidad se genera en 19 centrales nucleares, las tarifas eléctricas domésticas son un 22% inferiores a la media europea.
Por otro lado, contribuye a la lucha contra el cambio evitando las emisiones de carbono. En este sentido, la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) destaca que la construcción de nuevas plantas nucleares podría contribuir a cerca del 20% de la reducción de emisiones del sistema eléctrico global. Al ser una tecnología de base libre de emisiones, permite sustituir a otras fuentes más contaminantes como el carbón o el gas natural, sin impactar significativamente en la estabilidad del sistema.
Adicionalmente, es una tecnología que garantiza la seguridad de suministro, proporcionando independencia energética frente a otros países y el precio de la materia prima no es volátil como en otras fuentes fósiles. Por todo ello, diversos gobiernos están optando por mecanismos de apoyo para la energía nuclear.
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Por ello, al igual que el Estado de Nueva York, diversos países están apostando por la energía nuclear para avanzar en la transición hacia un modelo energético sostenible.
Suecia ha acordado recientemente rebajar el impuesto a la generación eléctrica nuclear de forma progresiva a partir de 2017, hasta eliminarla en 2019 (que es de 7,5 €/MWh). Adicionalmente, el parlamento sueco ha aprobado la construcción de 10 centrales nucleares nuevas reemplazando a las ya existentes. De este modo, reconoce la necesidad de la energía nuclear para cumplir con sus objetivos energéticos (disponer de un sector eléctrico 100% libre de emisiones en el horizonte 2040). Reino Unido, por otro lado, ha aprobado recientemente la construcción de una nueva central nuclear, para lo cual ha establecido un marco de inversión estable basado en un contrato por diferencias (CfD, por sus siglas en inglés) a 35 años.
Esta apuesta por la energía nuclear se da en un contexto en el que se está observando que el cierre de reactores está aumentando las emisiones de gases de efecto invernadero, ya que se están sustituyendo por otras tecnologías firmes como el gas natural. Por ejemplo, según Breakthrough institute las emisiones de carbono en California aumentaron 11 millones de toneladas después de que se cerrara la planta de San Onofre en junio 2013.
Asimismo, el cierre precipitado de las centrales nucleares también puede suponer un riesgo para la seguridad del sistema. En el caso de Bélgica, por ejemplo, el gobierno decidió en 2003 cerrar todas sus centrales nucleares a los 40 años de vida útil, es decir, entre 2015 y 2025 se debían cerrar todos los reactores nucleares. Sin embargo, ante los previsibles problemas de suministro que se iban a generar por el cierre de varios reactores en 2015, el gobierno belga ha aumentando la vida útil de estos reactores en 10 años hasta 2025.
Sin embargo, otros países como Alemania han optado por adelantar el cierre de las centrales nucleares. En 2011 el gobierno alemán decidió el cierre de todas las centrales nucleares para el año 2023. Los 20,5 GW de potencia firme nuclear que se cierran se sustituyen con energías renovables pero también con generación de carbón, impidiendo la reducción de las emisiones. Además, las tarifas eléctricas en Alemania se han incrementado hasta situarse entre los precios más elevados de Europa. En definitiva, el cierre precipitado de las centrales nucleares supone un elevado coste para los consumidores, que financian esta decisión a través de incrementos de las tarifas, y para el medioambiente, al no reducirse las emisiones.