En una central eléctrica de ciclo combinado el proceso de generación de energía eléctrica está dividido en dos etapas o ciclos:
• En el primero de los ciclos, en una cámara de combustión se quema un combustible, habitualmente gas natural, mezclado con aire. Los gases procedentes de esta combustión, a muy alta temperatura y presión, se hacen pasar a través de una turbina de gas produciendo un movimiento de rotación en el eje de la turbina. Este movimiento de rotación es aprovechado por un generador eléctrico para producir energía eléctrica.
• En la segunda etapa, los gases de escape que, después de haber pasado por la turbina de gas se encuentran todavía a temperaturas muy altas (alrededor de 600 ºC), se utilizan para aportar calor a una caldera con agua. El vapor así producido se hace pasar ahora por una turbina de vapor produciendo de nuevo un movimiento de rotación en el eje de la turbina que es transformado por un generador eléctrico en energía eléctrica.
Aproximadamente dos tercios de la energía eléctrica producida en una central de ciclo combinado se generan en la primera de las etapas descritas. El tercio restante se obtiene en la segunda etapa. En conjunto, el proceso tiene una alta eficiencia y es posible obtener rendimientos elevados de forma que, para la misma cantidad de energía eléctrica generada, el consumo de combustible en una central de ciclo combinado es aproximadamente un 35% inferior al consumo de combustible de una central térmica convencional.
Por otra parte, aunque las centrales de ciclo combinado son contaminantes, como todas las centrales de producción de electricidad por quema de combustible fósil, sus emisiones de CO2 por unidad de energía producida son menores que las de las centrales térmicas convencionales y sus emisiones de NOX y SO2 son insignificantes.
Otra ventaja de esta tecnología es que las centrales de ciclo combinado pueden construirse en un periodo relativamente rápido (inferior a dos años sin contar con el tiempo necesario para su tramitación y diseño) y con unos costes de inversión que pueden considerarse moderados.
Estas características, unidas a la necesidad de abastecer una demanda eléctrica creciente, explican el gran incremento experimentado durante los últimos años por este tipo de tecnología en España. El principal inconveniente que presenta es la dependencia exterior que provoca, ya que el gas natural no se produce dentro de nuestras fronteras.
La potencia de este tipo de centrales es muy variable, con un rango orientativo que va desde los 150 MW hasta grandes instalaciones de algunos miles de MW.
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